Tal
y como expuse en otro post dedicado a este genial escritor, Kenzaburo Oe es un
autor difícil de leer. Sus novelas no son idóneas para ser leídas en la playa o
en el metro, sino que requieren concentración, una dedicación máxima a lo que
dicen sus palabras. Esto es algo admitido por su propio autor en entrevistas,
por lo que ya vamos avisados cuando nos encontramos frente a alguno de sus
escritos.
Personalmente,
me gusta Oe por el análisis profundo que realiza de los límites de la moral, de
la ética, de lo que el ser humano está dispuesto a aceptar. Venero a este escritor
porque me hace reflexionar sobre temas complejos y universales: Kenzaburo Oe escribe
desde un prisma japonés temas que no entienden de diferencias culturales ni
religiosas, problemas universales. Nos pone en aprietos morales y nos hace
incluso replantearnos si nuestra ética es correcta o no. Es lo que Oe nos
brinda cuando leemos novelas como La
presa, El grito silencioso o Una cuestión personal. Sin embargo, con Renacimiento mi decepción ha sido notable.