Durante la última década, Haruki Murakami ha disfrutado
de un éxito sin precedentes en los países occidentales. Si bien sus obras ya
habían sido publicadas con anterioridad en los países asiáticos (en Corea del
sur y China había consolidado una buena base de fans), los europeos solo
habíamos disfrutado de unas pocas de sus obras. Fue a partir de la publicación
de Norway no mori (Tokio Blues) cuando se creó un auténtico
fenómeno, cabría decir inusitado, por qué no, que no ha hecho más que aumentar
en los últimos años. A Murakami hay que agradecer el momento dulce que vive ahora
la traducción y publicación de literatura japonesa no solo en España, sino en
la mayoría de países europeos. Sin duda, uno de los mejores embajadores
culturales que se puede tener. Y sin más preámbulos, vamos con la primera
novela que publicó en esta etapa, allá por el año 2002.
Umibe no Kafka (Kafka en la orilla)
Esta novela fue un
éxito de ventas en España, pues podría decirse que fue la primera obra de
Murakami en ser traducida tras la consolidación definitiva del autor en nuestro
país (anteriormente se habían publicado cuatro obras: La caza del carnero salvaje (1991); Tokio Blues (2005); Al sur de la
frontera, al oeste del sol (2003), y Sputnik,
mi amor (2002), un orden totalmente diferente del original). Con este libro
se demostró que el “fenómeno Murakami” no se debía a una novela, sino que el
autor tenía mucho más que decir.
Edición española
Murakami recupera el estilo de narración a dos bandas que
utilizó en El fin del mundo, aunque
esta vez la historia no se desarrolla en dos mundos paralelos como en aquella,
sino que las dos narraciones tienen lugar en el mismo mundo (real o no).
Nos encontramos, por una parte, con Kafka Tamura, un
espartano quinceañero que huye de casa dejando atrás una tormentosa relación
con su padre. Días después de escaparse, descubre por el periódico que su padre
ha sido asesinado, a lo que reacciona aliviado. Kafka sale de casa con el
objetivo de conocer a su madre y a su hermana, que huyeron de su padre. En su
búsqueda mantendrá relaciones con Sakura, a la que llama “hermana”, y con
Saeki, que equivaldría a su “madre”. Toda esta vorágine de acontecimientos le
llevará hasta Shikoku, isla del suroeste de Japón, donde la playa, la orilla,
jugará un papel esencial en el devenir de Kafka. La voz de su alter ego, “el joven
llamado Cuervo” (Kafka significa cuervo en checo), le acompañará en los
momentos más álgidos de la historia. Kafka no es un protagonista quinceañero
para lectores adolescentes: representa el desarraigo del mundo, el exilio de la
sociedad.
Por otra parte, alternándose con la historia de Kafka,
tenemos a Nakata, un anciano con problemas mentales, ocasionados por experiencias
traumáticas de su infancia, que huye de la policía por un asesinato que
supuestamente él ha cometido.
Murakami nos atormenta durante el libro con esa pregunta
que deja en todo momento en el aire: ¿ha sido el odio de Kafka el que ha matado
a su padre indirectamente? ¿Será esa la conexión entre los dos protagonistas?
Las dos partes del libro, que se van alternando, están
muy bien diferenciadas por la forma de narración: los capítulos de Kafka están
escritos en primera persona y en presente, mientras que los de Tanaka lo están
en tercera y pasado. Una original manera de escribir, coloreada con pinceladas
de cultura pop japonesa y globalizada.
En definitiva, Kafka en la orilla es la novela que,
personalmente, está mejor escrita del autor. Un original estilo de narración y
un ritmo de la acción correcto, además de unos personajes creíbles que
interactúan con el mundo irreal de Murakami, un mundo que tiene mucho más de
japonés de lo que muchos japoneses piensan.
After dark
Me duele decirlo, pero After dark fue su novela más
decepcionante. Narrativamente tiene un ritmo rápido, casi cinematográfico, y,
como de costumbre, está maravillosamente escrita; pero esto no quita que el
argumento no haya por dónde cogerlo: superfluo, poco atrayente e inacabado.
Toda la novela trata de cómo transcurre una noche para
Mari, que la pasa sentada en un bar restaurante, y Takahashi, miembro de una
banda de rock. La relación de ambos y la tercera en discordia, la hermana de
Mari, será el eje argumental de la novela.
Edición española
Mucho Japón subversivo y juvenil que recuerda al de las
novelas del escritor Ryu Murakami (no confundir con Haruki), del que hablaré
más adelante.
1Q84
Y llegamos a la última novela publicada del sensei Murakami. Mucho se ha hablado de
ella y creo que con razón: es maravillosamente enigmática y, al mismo tiempo,
decepcionante. Explico el porqué.
La historia es, posiblemente, de las mejores que ha
escrito el autor: Tengo, un profesor de matemáticas que dedica su tiempo libre
a escribir una novela, se ve perseguido por una secta tras aceptar el trabajo
de escritor fantasma de la historia escrita por una adolescente huída de la
misma secta, donde relata las atrocidades cometidas en su seno. Por otra parte,
Aomame es una instructora de gimnasia y asesina profesional en sus ratos libres.
Sus objetivos son normalmente hombres maltratadores. Estos dos personajes se
verán unidos por un mismo pasado y un único destino, ensombrecido por la
continua presencia de la secta.
Los tres volúmenes de la edición japonesa
Sin lugar a dudas, el planteamiento es excelente: una
historia de intriga plagada de denuncias sociales: el maltrato infantil, el
fanatismo religioso, la soledad contemporánea (tema recurrente), las
consecuencias de los engaños… Es un thriller a lo Murakami.
El problema reside en el ritmo de la narración: perfecto
en los dos primeros libros, pero muy lento en el tercero. Los dos primeros
libros son, son temor a equivocarme, una obra maestra. Incluso podría haber
acabado la historia de esa manera. No creo que hubiese la necesidad de explicar
más. Sin embargo, los acontecimientos del tercero son superfluos, la acción es
lentísima y todo podría haberse resumido en una decena de capítulos. No, no voy
a ser tan cruel; evidentemente, el tercer libro es necesario para cerrar la
historia, pero lo único que quiero denunciar es que las tres cuartas partes de
este último son innecesarias. El autor cae en un bucle en el que se repiten
escenas y deja para la última parte demasiadas cosas. Una historia
recomendable, cómo no, pero no está de más no esperar demasiado del final.
Libros 1 y 2 en un solo volumen y el 3, separado, de la edición española
Y hasta aquí el repaso a la vida novelística de este
grandísimo autor japonés. En esta biografía no he señalado ningún ensayo (a
excepción de Underground) ni las
historias cortas, así como sus experiencias en el extranjero. Todo eso lo
comentaré en artículos separados más adelante. Solo espero tener la oportunidad
de escribir más partes de esta biografía, o, al menos, que el autor nos siga
regalando esos momentos irremplazables a los que disfrutamos con sus historias.
Haruki Murakami es la razón principal por la que muchos
estamos hoy contando nuestras impresiones sobre la literatura japonesa. Sin él,
no tengo la menor duda, yo no estaría haciendo lo que hago. Por eso, no quería
dar comienzo a este blog sin hacerle un homenaje como se merece. Un hombre que
se ha desviado de lo que los puristas llaman el patrón de la literatura japonesa.
Por ello ha sido muy denostado por la clase elitista de su país y por aquellos
japonólogos tradicionales que lo acusan de haberse “vendido” a lo occidental.
No podían estar más equivocados: Haruki Murakami es el más japonés de los
escritores actuales. Por haber sentado las bases de una nueva forma de narrar.
Una nueva forma de enseñar Japón al mundo.
Te ha quedado genial los post sobre Murakami, aunque yo habría incluído "De qué hablo cuando hablo de correr" que si bien no es una novela al uso, y sin ser yo un loco de los maratones, me parece una lectura de Murakami muy recomendable..
ResponderEliminarCierto. "De qué hablo cuando hablo de correr" lo comentaré más adelante junto con otros ensayos e historias cortas. Además, no es el único libro de ensayos de Murakami que merece la pena; también está Tooi Taiko (el tambor lejano) que habla sobre viajes y es por el estilo. A ver si lo traducen, que no solo de novelas vive el lector.
ResponderEliminarCuanta razón en tus últimas palabras sobre que "es la razón principal por la que muchos estamos hoy contando nuestras impresiones sobre la literatura japonesa". Murakami me abrió las puertas a la literatura japonesa, como Kurosawa al cine y Hayao Miyazaki al anime. Definitivamente cada obra de Murakami es arte y acabas embelesado como si escuchases una bonita canción o mirases una puesta de sol personalmente me encantó kafka en la orilla
ResponderEliminarHayao Miyazaki, qué gran creador.
ResponderEliminar