Continuamos con la que, quizás, es la etapa profesional más importante del maestro Murakami.
Sekai no owari to
hādo-boirudo wandārando. (El fin del mundo y
un despiadado país de las maravillas)
Con El fin del mundo y un despiadado país de las
maravillas (editada en 2009 en España), Murakami ganó el prestigioso premio
literario Tanizaki. Se trata de una obra cyber-punk un tanto extraña y que es
considerada por su club de fans como su mejor obra. En ella se adentra por
primera vez en la doble narración, tan común en sus obras posteriores. Tenemos
dos mundos diferentes, con dos distintos protagonistas, y los capítulos van
alternando las narraciones de uno y otro.
Con el transcurso de la novela veremos cómo estos mundos están
conectados de alguna manera. Uno es un Tokio post-apocalíptico de los años
ochenta, mientras que otro es una ciudad medieval rodeada por murallas.
Con esta obra Murakami
consolidó una base de fans y supuso un esfuerzo imaginativo extenuante para el
autor. Por ello, su siguiente obra (siempre alternándolas con historias cortas
que merecen mención aparte, por ser un referente único del universo Murakami)
quiso que fuera más desenfadada, una novela “pop”.
Edición española
Norway no mori (El bosque noruego. Tokio Blues)
Es así como llegó Norway no mori, conocida en España como Tokio Blues y posiblemente la novela
introductoria de Murakami que ha leído todo conocedor de la cultura japonesa.
La novela nació de la
extenuación a la que le llevó la realización de la anterior, además de las
ganas de desarrollar una historia a finales de los 60, época clave en la vida
del autor. Fue la primera novela que publicó durante su periplo entre Europa y
Estados Unidos, donde anduvo de acá para allá durante nueve años. Al principio
de su viaje pasó una temporada entre las islas griegas y Roma (experiencias
contadas magistralmente en su libro de ensayos Tooi Taiko, el “tambor lejano”), donde terminó de escribir la tan
famosa obra en 1986.
Edición española de Norway no mori
Cabe decir que la
novela sirvió para dar a conocer al escritor al gran público, ya que su éxito
fue masivo, siendo en su momento la novela más vendida de la historia de Japón.
Sin embargo, supuso una decepción para sus fans más acérrimos, que no supieron
ver en la desconsolada historia juvenil más allá de un intento por convertirse
en un escritor de masas. Esto, si bien es lo que podría haber parecido (las
portadas de la bonita edición japonesa decoraban más de un rascacielos tokiota
en la época y la juventud ochentera llegó a delirar con la obra), no fue más
que estrategia editorial, ya que el mismo Murakami no pretendió tal éxito y tan
solo escribió lo que en ese momento le apetecía. Es más, la fama nunca fue de
su agrado, lo que le llevó a volver a residir en el extranjero tras una breve
estancia en Japón.
Los dos volúmenes de la edición japonesa
La historia fue llevada
al cine el año pasado de forma magistral. Una película que merece la pena ver,
aunque solo sea por las intachables actuaciones del trío protagonista y por la
bellísima fotografía.
El argumento es bien
simple: Toru, estudiante universitario de finales de los sesenta, se enamora de
Naoko, la novia de su mejor amigo, quien se suicidó hace años de forma trágica.
Existe una tercera chica en discordia, Midori, contrapunto perfecto a la
decadente Naoko, que ilumina la obra, así como la vida de Toru. La novela gira
en torno a los desamores (más que amores) de los tres, la fragilidad de sus
relaciones, sus iniciaciones en el sexo, etc.
Más que el argumento en
sí, lo que conmueve de esta obra es su “yo interno”. Norway no mori es un grito contenido desgarrado, un clamor
silencioso al sufrimiento juvenil contemporáneo.
Si bien es bastante
denostada por los fans acérrimos japoneses de Murakami, creo que es su libro más
sentimental y sobrecogedor, precisamente por la sencillez misma de la obra.
Dance Dance Dance
Continuando con su periplo por el Mediterráneo, Murakami escribió
su siguiente novela, Dance Dance Dance,
en Roma. Esta es la única que hasta ahora no me he leído, por lo que poco soy
capaz de comentar. Tan solo decir que es considerada la continuación de Hitsuji wo meguru bōken (La caza del
carnero salvaje). Con esta se cierra la tetralogía de Boku, el personaje de
Muramaki narrado en primera persona (Boku es “yo” en japonés), que comenzó con Kaze no uta wo kike (Escucha la canción del viento). Si en la
La caza del carnero salvaje criticaba
el colonialismo y la ultraderecha japoneses, en Dance Dance Dance hace lo propio con el capitalismo salvaje en el
que se vio sumido Japón durante la década de los ochenta, en plena burbuja
económica. Murakami critica el aburrimiento y la comodidad en la que se
sumergió la sociedad nipona y lo que supone vivir en una comunidad dominada por
los medios de comunicación.
Podría decirse que aquí se cierra una etapa de Murakami.
Da por concluida su saga de Boku (aunque continuará utilizando el mismo recurso
en sus historias cortas, no comentadas en esta biografía) y el éxito de Norway
no mori lo deja exhausto, social y públicamente hablando.
En la década de los noventa nos dejará algunas de sus
mejores novelas cortas (en la línea de Norway
no mori), y sorprenderá a sus lectores con la vuelta de otra novela
pretenciosa. Pero esto será en el próximo post.
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