Novela
difícil de comentar, más que nada porque poca cosa puede hacer uno para poder
expresar la violencia interior que transmite este libro. Es, sin temor a
equivocarme, una obra maestra. Kenzaburo Oe, premio Nobel de literatura de
1994, no solo escribe de maravilla, sino que realiza un elaborado análisis de
la psique humana que deja al lector avergonzado, despojado de toda protección
mundana y humillado por sentirse humano. Oe nos quiere decir claramente que el
ser humano es el ente más complejo que ha existido jamás, y a la vez el más
estúpido. Estamos ante tal magna obra que justifica por sí sola el galardón que
le otorgaron.
Portada de la magnífica versión traducida al castellano
Dos
hermanos, Mitsusaburo y Takashi, vuelven a su tierra de origen en Shikoku para
arreglar ciertos trámites. El viaje no es más que una excusa de Takashi para
comenzar lo que él denomina una revolución, un levantamiento contra el llamado “emperador
del supermercado” que domina su pueblo natal gracias a sus negocios. Takashi
entrenará a un equipo de fútbol en el pueblo, lo que le servirá de excusa para
que vaya germinando el espíritu revolucionario entre los habitantes. Mitsusaburo
irá comprobando cómo el complejo plan tramado por su hermano se va volviendo en
su contra y será el espectador de una vorágine de acontecimientos que nos mostrarán
lo peor del ser humano. Los dos hermanos, a su vez, irán descubriendo sus
propias raíces, encarnadas en los personajes de su abuelo y el hermano de este,
que se enfrentaron hace décadas en el mismo poblado. Las personalidades de sus
antepasados se verán reencarnadas en los mismos Mitsusaburo y Takashi, y estos comprenderán
que no habrá otro futuro posible para los dos, pues están destinados a repetir
la historia.
Lo
primero que me gustaría comentar es el fabuloso título que han elegido para la
traducción: El grito silencioso. El
título original era bastante complicado de traducir, pues sería algo así como “fútbol
en el primer año de la era Mannen”, que si bien tiene relación con la trama, no
atrae al lector. El título elegido para su versión española no podía ser más
acertado: la novela es un continuo grito silencioso, una violencia interna, una
ira contenida que espera ser liberada al final de la novela. Es elogiable cómo
Oe nos transmite esa furia reprimida que el lector va sintiendo cómo le
embarga, y que nos hace comprender que todo puede estallar de un momento a
otro. Además, la traducción de Miguel Wandenbergh es sencillamente perfecta, si
es que una traducción puede llegar a serlo.
Los
dos personajes protagonistas están magníficamente perfilados. Mitsusaburo, a
través del cual presenciamos toda la acción, no es un simple observador; supone
el reverso de la moneda cuya cara es su hermano Takashi. Este último, con una
personalidad atractiva y atrayente, ejerce una influencia indiscutible en todo
individuo que se cruza en su camino; justo lo contrario de Mitsusaburo, que no goza
ni de la mísera comprensión de su mujer, tan fascinada por Takashi. La
revolución de Takashi no es más que una mera justificación de su ego.
Protagonista absoluto de su vida y de la de los que lo rodean, con este
personaje Kenzaburo Oe nos muestra lo ridícula que resulta la egolatría, así
como la peligrosa fascinación que esta puede llegar a ejercer sobre los demás.
Como
en prácticamente todas las novelas de Kenzaburo Oe, el hijo del protagonista es
un discapacitado mental, en este caso, un bebé. Influido por su propia
experiencia, el autor trata de justificar la existencia del disminuido, a veces
con un lenguaje duro pero necesario. Más adelante comentaré otra obra del autor
cuyo tema principal es este precisamente.
Las
novelas de Kenzaburo Oe son duras. Nos muestran el lado oscuro del ser humano y
hay una leve atmósfera grisácea humeando por su obra, un ambiente pesimista y
desesperanzado. Sin embargo, también nos presenta hay una tenue luz, una posibilidad,
aún escasa, de corregir el destino, que no quiere decir que sea aprovechado por
los personajes de la novela.
Sinceramente,
El grito silencioso no es fácil de leer.
Debe ser digerida poco a poco, sin atragantarse, valorando los matices y
tratando de comprender lo que Oe nos intenta transmitir, nada menos que la puerilidad
y frivolidad humanas, pero siempre con un halo esperanzador, aún casi imperceptible.
Con eso último de debe ser digerida poco a poco, sin atragantarse me has recordado a mi lucha continua contra la metamorfosis de Kafka y ahora con El proceso de Kafka también :P ¿los has leído? creo que voy a lleagr a hacer una lista muy larga de libros que comprarme si sigo leyendo tus post xDD
ResponderEliminarPues no, la verdad es que no he leído nada de Kafka, pero sí que hay que reconocer que es una referencia continua en la literatura moderna japonesa, como el mismo Kenzaburo Oe
ResponderEliminarEstimado Carlos:
ResponderEliminarMi traducción no puede ser perfecta, por muy perfeccionista que sea uno, pero agradezco sinceramente tus elogios. Lamentablemente, en nuestro país ni saben quién soy...
Miguel WandenBergh
Estimado Miguel:
EliminarGracias por los comentarios. Es todo un honor que tan admirado traductor sea lector de este blog. Te aseguro que los que nos dedicamos a la traducción de japonés sabemos quién es Miguel WandenBergh. Espero que algún día tengamos la oportunidad de charlar.
Un saludo
Buenas tardes, nada sé de japonés, pero admiro a los traductores por la ardua tarea tras los telones literarios que realizan en pos de acercarnos otras narraciones lejanas a nuestra cultura y a nuestra historia personal. Creo que el nombre de Miguel WandernBergh nunca lo olvidaré a partir de esta lectura. :) un libro para degustar a pequeños sorbos, desde luego, y más profundo de lo que puede parecer por su resumen argumental. Un abrazo al creador del blog y al traductor, desde mis palabras, Laura.
EliminarLaura: tus elogios me apabullan y me llenan de orgullo al mismo tiempo.
EliminarCarlos: ¿Sigues viviendo en Hiroshima? Hace poco volví a esa ciudad después de 31 años... viajo con frecuencia al Japón, y si pudiéramos coincidir algún día en Nagoya o en Osaka, dímelo.
EliminarSaludos,
Miguel
Carlos: ¿Sigues viviendo en Hiroshima? Hace poco volví a esa ciudad después de 31 años... viajo con frecuencia al Japón, y si pudiéramos coincidir algún día en Nagoya o en Osaka, dímelo.
EliminarSaludos,
Miguel
Laura: tus elogios me apabullan y me llenan de orgullo al mismo tiempo.
EliminarCreo que los títulos deberían traducirse lo más literal posible.-
ResponderEliminarEl título, por lo menos en mi caso, jamás "atrae mi atención" para leer un libro.-
Y creo que la mayoría de los lectores, cuando compran un libro, compran al autor.- Y además, ya saben, por criticas leídas previamente, de que se trata el libro.-
Y no está de más decir que el "oximorónico" título de marras, de fabuloso, por lo menos, no tiene nada.-
De japonés no sé nada, pero me da la impresión que el traductor logra transmitir "la música" del original, lo más difícil, sin duda en una traducción.-
Estoy de acuerdo que K. Oé es excelente.-
Agradecido también por los elogios, y de acuerdo totalmente con el título que impuso el editor. Personalmente, hubiera preferido otro más cercano al original (literalmente, "Fútbol del Año 1 de Mannen"...
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